ritos aislados se escuchaban media hora antes de que llegara. “Aguante Milei”, gritó un automovilista que pasaba por la puerta de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), entre bocinazos. “Avisame si lo ves venir, eh”, decía una joven a su amiga, en el gélido mediodía de Almagro. Las mesas en la universidad ya presentaban demoras y, entre las filas y el frío, algunos se mostraban molestos. “¿Cuando se vaya Milei va a haber menos gente?”, preguntaba una señora disgustada a la policía.