La moderación  estuvo a cargo de Agustina Quiroga, parte del departamento de Promoción de Derechos e Igualdad de Oportunidades, dependiente de la dirección de Paridad de Género, contando  con  la participación de la subsecretaría de Desarrollo Humano, Daniela Amerise, la directora de Paridad de Género, Raquel Nadal, la Jefa del departamento de Promoción de Derechos e  Igualdad de Oportunidades, Verónica Aramayo, la concejal Patricia Moya y un grupo de  vecinos que también se cautivaron con las historias que reflejaron , el rol de la mujer y las  desigualdades vividas  a lo largo de la historia jujeña.

En una primera mirada de la obra que relata, con cada ejemplo  las disparidades que vivía la mujer del siglo XIX, Daniela Amerise expresó “estamos en un proceso de desconstrucción de los cánones implantados socialmente bajo una mirada masculina, debemos pensar la obra pública desde la perspectiva de género, para que la mujer comience a ganar un lugar en la historia, lograr un justo reconocimiento y reivindicarla con la imposición visible en el nombre de una calle, de una plaza, erradicando cada vez más  la violencia instaurada hacia la mujer en todos los ámbitos de la vida cotidiana”.  

Por su parte, Raquel Nadal, directora de Paridad de Género del Municipio rescató, “esta obra si bien trata de hechos que ponen en evidencia las desigualdades que existían desde hace mucho tiempo atrás, enmarcado en el siglo XIX, tiene mucho de realismo  porque lamentablemente se siguen sucediendo en la actualidad situaciones de violencia de género con otros actores sociales pero con el mismo desenlace. De a poco y con gran sacrificio queremos ir transformando el viejo ordenamiento masculino para  que  cada vez se presenten menos casos de mujeres víctimas de violencia en nuestra comunidad”.

Por último, en palabras del orador y narrador de: “Historias de violencia contra la mujer, cuerpo y pecado en el Jujuy del S. XIX”, el licenciado en Historia con Orientación en Estudios de Género, Mario Alfredo Rocabado, aclaró “desde hace muchos años lamentablemente ya existían las diferencias y disparidades sociales que situaban a  la mujer en un lugar de desigualdad ante la posición del hombre. Es por eso que en  cada uno de los relatos trato de poner en evidencia lo que la mujer sufría y  vivía  en diversas situaciones de la vida cotidiana, bajo un contexto en donde la historia era netamente masculina delegando a la mujer al oscurismo y a un rol de menosprecio social”.